viernes, 9 de noviembre de 2007

Patios VI (Relatos cortados...) art. Sidartha

En tanto ella seguía su vida, el lloraba menos. Ella era de esas columnas de gente sin palpitaciones, columnas esquivas que sin querer forman parte de ese paisaje cotidiano de grises sin matiz ni armonía. Ella se perdía doblando una esquina, ella no recaía en el recuerdo, no tenía ese don hermoso de sufrir, ese que despierta a los muertos. Ella doblaba la esquina y nadie veía a nadie, en esos sueños se perdía el, consumido y esquivo.
Gabi corría los cometas alcanzables, razonando la fantasía y descreyendo de los imposibles, la cercana inminencia de lo habitual formaba su mundo, oscurecía sus brillos más melódicos.
No comprendía que para esa nueva situación debía ser una nueva persona, debía mimetizarse con el tema, hacerse cargo y tomarlo con seriedad, vivirlo sin acarrear eso llamado pensamiento, eso que juega de compendio de todo lo vivido, eso que estructura y contradice para que sus decisiones sean mas sustanciales y ordenadas, vivir el desorden, solo mirar, no actuar como motor de si misma, sino dejarse perder, no sucederse, solo retozar, pecar de “no conocimiento”, golpearse de ser necesario, sentirse para conocerse, realmente salirse de si para nutrirse de ella/nuevo ser. Para afrontar la nueva realidad, realmente debía ser una nueva persona.
Y se sentó,
a su sombra,
como siempre,
y ahí Manuel se recostaba,
como siempre,
como tenue gris…